Como si fuera poco, incorporamos una voz joven a las notas, Valeria Fadel, directora de "El amor de la estanciera"...aqui, una pequeña crítica:
De texto anónimo y argentino, esta obra de teatro se viene representando desde 1792. Partiendo de esa base, Valeria Fadel (directora del espectáculo), Pablo Di Croce (uno de los protagonistas) y Verónica López de Olivera han creado una pieza compacta y prolija, sin vueltas y con un mensaje claro y movilizador.
El Teatro Puerta Roja es sin dudas uno de esos proyectos innovadores (ya no tanto dirán los más salidores, porque se ha vuelto cotidiano ver casas transformadas en salas) que por su naturaleza a uno lo hacen sentir “como en casa”, partiendo de esa premisa, encontrarse con Nela Fortunato en el patio de nuestro nuevo hogar caracterizada como la mudita nos sumerge automáticamente en un espectáculo del que saldremos más de una hora después.
La Mudita te informa sobre el estado de situación, es la encargada de la organización, te acomoda en tu butaca y chequea que todo esté en orden para cuando Pancha (Gabriela Julis) y Marcos Figueira (Pablo Di Croce) hagan su aparición en escena.
Y ya que de escenas hablamos, la escenografía es la justa y necesaria, compleja y simple a la vez, con pocos elementos plantean varios escenarios, el adentro y el afuera, la libertad y la opresión de los personajes.
Una historia de ausencias (literalmente le faltan 3 personajes a la obra, “liberados” por la pluma de los adaptadores), la lucha de los personajes por sacarse de encima el peso de un texto que deben representar una y otra vez, las puertas abiertas…
Sencillamente maravillosa!
De texto anónimo y argentino, esta obra de teatro se viene representando desde 1792. Partiendo de esa base, Valeria Fadel (directora del espectáculo), Pablo Di Croce (uno de los protagonistas) y Verónica López de Olivera han creado una pieza compacta y prolija, sin vueltas y con un mensaje claro y movilizador.
El Teatro Puerta Roja es sin dudas uno de esos proyectos innovadores (ya no tanto dirán los más salidores, porque se ha vuelto cotidiano ver casas transformadas en salas) que por su naturaleza a uno lo hacen sentir “como en casa”, partiendo de esa premisa, encontrarse con Nela Fortunato en el patio de nuestro nuevo hogar caracterizada como la mudita nos sumerge automáticamente en un espectáculo del que saldremos más de una hora después.
La Mudita te informa sobre el estado de situación, es la encargada de la organización, te acomoda en tu butaca y chequea que todo esté en orden para cuando Pancha (Gabriela Julis) y Marcos Figueira (Pablo Di Croce) hagan su aparición en escena.
Y ya que de escenas hablamos, la escenografía es la justa y necesaria, compleja y simple a la vez, con pocos elementos plantean varios escenarios, el adentro y el afuera, la libertad y la opresión de los personajes.
Una historia de ausencias (literalmente le faltan 3 personajes a la obra, “liberados” por la pluma de los adaptadores), la lucha de los personajes por sacarse de encima el peso de un texto que deben representar una y otra vez, las puertas abiertas…
Sencillamente maravillosa!
No hay comentarios:
Publicar un comentario